Lascia un commento

Del adiós III

No es la tristeza, sino la desmesurada belleza que me atraviesa y me pasa de largo, rumbo al silencio.

¿Qué hago con este atardecer soberbio, con esta canción sin dueño, con esta dulzura diaria que guardo para mí, que transformo en palabras que no habrá de escuchar nadie?

¿Y qué hago con este otro espacio, vacío ahora del misterio revelado en tu mirada, del que un tiempo fui testigo cotidiano?

Cuánta belleza se nos niega, en este otoño maravilloso que surge y se desvanece ante mis ojos solos, ante mi voz muda.

Lascia un commento