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La reina ha muerto. Que Dios bendiga a la reina.

Extendamos un velo pietoso, guardemos un minuto de silencio. Ayer sábado, en punto de las tres de la tarde nos ha dejado, sumergidos en este viejo mundo cubierto de polvo, nuestra querida Pira-pira.

Se ha ido, tal vez en busca de mejores cielos eléctricos, quien fuera en vida una compañera fiel de innumerables aventuras. Y no faltó nunca a su deber, desde aquel glorioso día de septiembre del 2002 en que vio por vez primera la luz del sol, en esta que sería su casa de toda la vida.  La recuerdo bien, guardada en el rincón de los cachivaches, impaciente, desesperando los sábados de lucha… No estaba hecha para el descanso, nuestra Pira-pira. El deber era su vida. Por eso, que felicidad cuando llegaba el viernes por la noche! Cuantas veces luchamos juntos? Cuantas veces nuestras manos se mancharon de lodito, en sanguinaria guerra, enemigos jurados, contra pelusas y ácaros malignos? No tengo memoria.

Pira-pira se fue. Pero se fue feliz, porque lo hizo en la manera que más hubiera querido: Luchando. A mitad de nuestra enésima batalla juntos cayó, con la frente en alto y la mirada al cielo. Una pelusa pudo más que ella, y si le hizo perder la batalla, no perdió la guerra, porque se fue luchando, y ganando.

Pira-pira se despidió de nosotros siendo ella misma. Nunca supo hablar a voz baja, y cumplir con su deber era motivo más que suficiente para celebrarlo con grandes aspavientos y tremendos alaridos. Así, ayer nos dijo adiós en medio de un gran estruendo, y una nube de humo azul hizo de telón que se cierra al final de la función. Nuestra función.

Pero el espectáculo debe continuar, la batalla contra el polvo aún no termina y hay mucho trabajo por hacer.

Así que mañana mismo iremos al negocio a comprar una flamante y verde aspiradora nueva.

Un commento su “La reina ha muerto. Que Dios bendiga a la reina.

  1. verde como la esperanza…

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